«Diatia», el proyecto de Amunt contra el cáncer que reivindica el sano placer de comer, arrancó ayer en el restaurante Pont Sec de Dénia. El cocinero Pep Romany elaboró un menú en el que no faltaba ni uno sólo de los ingredientes de la cocina mediterránea y de proximidad. Ana Zaragoza, coordinadora académica del Centre de Gastronomia del Mediterrani Gasterra y profesora del departamento de Enfermería de la Universidad de Alicante, analizó el perfil nutricional del menú. Y concluyó que se atenía perfectamente a las «cinco eses»: sostenible, saludable, seguro, satisfactorio y social.

Y tanto que social. Los comensales disfrutaron de la comida y de la charla (también de la sabiduría del chef) bajo una verde parra y junto a una frondosa buganvilla. La presidenta de Amunt, Isabel Llorca, subrayó que «compartir mesa» también mejora la vida. Mientras, Ana Zaragoza apeló a preservar «como un tesoro» las comidas en familia y con amigos.

Pep Romany, un maestro de las cocas, reivindicó las hortalizas y la carne de la guirra, «la única oveja que habla valenciano» (así la describió Joanma Mesado, secretario técnico de la Unió de Llauradors i Ramaders). Pace en los campos y montañas y ayuda a mantener el equilibrio medioambiental. No se alimenta de piensos ni de hormonas y su carne es, por tanto, totalmente natural. Además, el menú que sirvió Romany incluía muchas verduras y, por supuesto, cocas.

«La combinación de estos platos es muy equilibrada», afirmó Zaragoza, que subrayó que las cocas de la Marina Alta le ganan por goleada a las famosas pizzas en el terreno de la salud. «Son tres veces menos calóricas y tienen tres veces menos grasas saturadas», dijo.

El postre, de nísperos y almendras de Alcalalí, completó esa primera experiencia de ensalzar la buena cocina que reconcilia con el mundo, el planeta y la salud.